miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Telas cosidas de lamentos en tu salón?


Lo que no se es ¿Que pintan estas telas cosidas de lamentos en tu salón, a estas horas? Hazme el favor, y no des citas para trabajar entrenamientos de Coaching cuando, el día anterior, tengamos fiesta  Resulta complicado o fácil explicar que hace un escritor viejo embarcado en formas extrañas de ganarse el sustento pero lo que más motiva a desarrollar estas líneas tan personales es que creo que ya empieza a ser hora de demos comienzo a dibujar paisajes íntimos de personajes principales.

Lo que si resulta cierto, es que para vérselas en profesiones en apariencia nacidas de lo que, el entorno que te rodea, considera nacidas de la vocación donde pareciera que felicidad y satisfacción, allí donde el otro acumula manifestación física de sudor, dolor y hastío naciera la necesidad de considerar que el bufón desatornilla palabros y lo que fueron utopías para generar aplausos de los que alimentar estómagos, que en realidad no se llenan.  Si a resultas del argumento, aquel que cocina ideas con trazas de cambiar dibujos, creyera semejante madeja, es fácil terminar, por algunos momentos, desestimando melodías que traen la sospecha de que, quieras o no quieras, todo termina pasando por la venta. Si en algún momento, olvidado ya el hilo que va a llenar tu despensa, terminas en medio de la plena conciencia de, que de la satisfacción del  retortijón sale una lucha grotesca con cierto tipo de vanidades y por si poco te parece tal odisea, entra luego a pasear por Ministerios de Cultura y transita pasillos de oficinas siniestras que viven a tu costa, pareciendo que viven para convertirse en la única ayuda que pudieras encontrar. 

Si la mayoría estudia y siguiendo el parámetro que se estipula da el siguiente paso para encontrar el trabajo para el que fue entrenado, aquel que termina en profesiones "vocacionales" cercanas al Arte, nunca acaba de estudiar, mientras trabaja, se enamora y sigue manteniendo un estómago que pide almuerzo, un corazón que pide fresco y una mente que demanda cubrir las mismas necesidades que quien lo tiene más fácil. Pero, no pinta a malo todo lo que reluce en la vida de estos imprescindibles elementos porque subir, bajar, entrar, salir, olvidar y recordar en infinitos espacios permite la obtención de información y material a que una mente creativa y calenturienta dará las formas que aún aparecen vacías en las cabecitas que le rodean. 

Vividor de crisis externas e internas profundas y eternas, aquel que se entrega al Arte termina ligeramente sorprendido cuando rutinaria palabra, en su vida diaria, se convierte en el fantasma que asusta al mundo y, emplea aquello de sus capacidades, a las que terminan enganchados miles y a veces millones, para encontrar salidas en espacios abiertos al cambio, si allí le terminará pillando la fama y quizá en enriquecimiento, tenderá a nunca olvidar de donde saca las brasas que hacen arder el fuego que calienta la comida que ahora inunda su casa.

Ahora, lo que no queda claro es que atado aún al hábito de pretender seguir comiendo o entrenando la percepción de que las tripas no se callan aplausos, te dediques a festejar noches enteras y sin pasar por la farmacia a saludar a CatWomanFarmacéutica para reventarle las reservas de AlKa Seltzer termines con la ojera puesta y la perilla por la que cae gota a gota agua fresca porque la tienes atada a la ducha. Sin café y con tu amiga semimuerta en la habitación de enfrente.

¿Que tal si aprovechamos las telas de lamentos para hacer escalera improvisada y salir por la ventana? Cinco segundos, que me atuso el pelo y salimos pitando hasta la aventura más cercana.

¡Y tú, que nos lees! prepara el macuto. ¿No pensarás quedarte ahí quiet@? 

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